Crítica de Pipiolos

 Crítica de Pipolos

En busca de la identidad sexual


El último cortometraje de Daniel Sánchez ArévaloPipiolos, obtuvo la Biznaga de Plata a la Mejor Dirección en el Festival de Málaga así como el Roel de Oro en la semana de cine de Medina del Campo y el Premio Especial del Jurado. El director de películas como Azul oscuro casi negroGordos o Diecisiete, utiliza el formato de corta duración para narrarnos una relato sobre el proceso de adaptación de unos niños, Mario y Jaime, al nuevo tipo de familia que van a tener: sus respectivas madres eran amigas, pero ahora se quieren. El objetivo de Pilar e Isabel es que durante los 15 días que pasan en una casa de verano con unos amigos, sus hijos se acostumbren a la nueva realidad que van vivir.


El verano como puesta en escena

El sol, dos semanas de vacaciones, el campo y las noches veraniegas son el escenario elegido por Daniel Sánchez Arévalo para que la historia de "adaptación" entre Mario y Jaime sea lo más cómoda y afable posible. Pilar (Marta Etura) e Isabel (Nur Levi) llevan años veraneando en esa casa con unos amigos, y con los hijos de éstos, por lo que piensan que no será complicado que se lleven bien. El estío, es también un elemento clave en Pipiolos, ya que funciona como un estimulante para que las hormonas de los dos adolescentes estén a flor de piel. Ambos tiene entre los 13 y 14 años y se encuentran en la etapa de las inquietudes y despertares sexuales.


Recursos formales

A lo largo de los 23 minutos de Pipiolos, se observa un progresivo acercamiento entre  Mario y Jaime mediante acciones y, sobre todo, por un lugar que tienen como refugio: la piscina vacía.

Sobre las acciones, la primera noche que duermen en la casa, tienen las camas alejadas el uno del otro; y en la siguiente noche, cuando mantienen una conversación más íntima, sus camas están más cerca una de la otra. En el momento en que se sienten totalmente conectados el uno con el otro, las camas ya están totalmente arrimadas la una con la otra.

Sobre el lugar, la piscina vacía tiene un papel relevante ya que es aquí donde Mario y Jaime para hablar sobre sus dudas e intereses sexuales. Este espacio es testigo de una evolución en la relación entre ellos, porque en la primera ocasión que se encuentran ahí casi ni se dirigen la palabra y están separados por otra niña que pasa con ellos las vacaciones; hasta que en la última terminan durmiendo dentro de la piscina, con los colchones de sus camas el uno al lado del otro.

 

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Exposición de temas necesarios

Hay una exposición de temas delicados en Pipiolos, que son necesarios de tratar como la sobreprotección que tienen Lola e Isabel hacia sus hijos cuando no saben muy bien cómo actuar en los inicios de sus inquietudes sexuales; o la hipocresía de éstas cuando observan que su objetivo no ha salido como lo esperaban. Aunque la cuestión más relevante aquí, es el ver con la mayor de las naturalidades cómo Mario le pregunta a Jaime "¿Te gustan los chicos o las chicas?", y el otro responde con la misma "No lo sé". Es una pregunta muy simple, pero normaliza que ya desde pequeños puedan pensar que sentirse atraídos por su mismo sexo, o por los dos, no está mal visto. Un tema que a día de hoy suscita controversia porque algunos colectivos piensan que dando esa visibilidad, van a ser tod@s homosexuales.

 

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Conclusión de 'Pipiolos'

Pipiolos es un corto que posee valor social y educativo. Una obra que trata de la adolescencia y las primeras preguntas sobre sexualidad, que podría proyectarse en institutos para dar ejemplo de comportamientos y normalización de ciertos pensamientos. A pesar de que haya alguna escena un poco forzada donde se dice una frase para subrayar una situación, que quizás el espectador podría adivinar, Daniel Sánchez Arévalo arroja en su último film una lección sobre la búsqueda de la identidad sexual por medio de dos pre adolescentes cuyas madres han comenzado a ser pareja.



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