Crítica de Soy Nevenka
Crítica de Soy Nevenka
Tengo 26 años y tengo dignidad
En el año 2021 Netflix estrenaba una docuserie llamada Nevenka donde Nevenka Fernández, exconcejala de Ponferrada, hablaba de la denuncia y enfrentamiento a su agresor y alcalde de esta localidad en el año 2001, Ismael Álvarez. Fue un hecho de gran repercusión porque fue la primera querella en España que se emitía por acoso sexual hacia un político y porque fue el primer caso en donde se reconoció este tipo de delitos. Icíar Bollaín, lleva a la ficción la reconstrucción de este suceso en su última película, Soy Nevenka, que se presentó en el Festival de San Sebastián 2024 compitiendo en la Sección Oficial.
Línea temporal y reconstrucción del "infierno" de Nevenka
El film arranca
con Nevenka Fernández en un despacho hablando con un abogado
sobre una denuncia que no sabe muy bien si poner o no, y él dice que cuente la
historia desde el principio. Retrocedemos en el tiempo y nos encontramos en el
año 1999, cuando la protragonista estrena puesto de concejala en el Ayuntamiento de
Ponferrada. El espectador observa de manera muy fidedigna y precisa el
desarrollo de la relación entre ella e Ismael Álvarez: los tratos
de favor que tenía el alcalde hacia ella, la confianza que empezaron a coger,
los encuentros sexuales, su negativa a querer a continuar....
Más adelante, ella está harta de la situación laboral que sufre (sus compañeros de
trabajo la ocultan información y no desarrolla bien su trabajo); no quiere
seguir con la relación que tenía con el alcalde, presenta su dimisión y
el espectador vuelve de nuevo al presente, en la escena de Nevenka con el
abogado. El film va deteniendo el relato de la historia en momentos puntuales,
para llevarnos a los pensamientos que ella tenía en ese momento y podamos
entender de primera mano por la situación que estaba pasando.
La recreación de muchos de estos hechos son escenas idénticas a las de la
docuserie Nevenka y a las que salió en las noticias;
por ejemplo, cuando dio la rueda de prensa para denunciar públicamente el acoso
o cuando Ismael hizo su respuesta ante los medios, entre otras. Las escenas un
poco más comprometidas o en las que la directora, Icíar Bollaín,
quiere hacer más visible el acoso sexual que sufría, son parte de su
imaginación y de los testimonios que hizo la denunciante durante el juicio.
Esta representación de su "infierno" es algo muy exacto y cercano a
lo que vivió, porque tal y como cuenta Nevenka en la docuserie
algún episodio de acoso, horroriza de la misma manera que aterra ese mismo
episodio en la ficción.
Un calco de los personajes reales
El trabajo de los actores Mireia Oriol y Urko Olozabal para interpretar a Nevenka Fernández e Ismael es
sorprendente. Gracias a una excelente caracterización y saber empatizar con las circunstancias de sus personajes, logran que el espectador vea a las personalidades
reales.
La cara de Mireia Oriol es un lienzo con el que consigue
reflejar todo los tipos de emociones por las que pasa Nevenka durante su
calvario. Cuando la exedil pide a su madre que la crea, la actriz consigue con
expresiones faciales mostrarnos el abandono que siente; cuando le pide ayuda a
una concejal del PSOE, la vergüenza; cuando tiene un ataque de pánico, la angustia,
el miedo... También el acompañamiento de un maquillaje conveniente para
conseguir un aspecto demacrado, ayuda mucho para su actuación.
Por otro lado, es interesante ver cómo Urko Olozabal interpreta
a un personaje tan detestable y manipulador como Ismael Álvarez. Con una mirada
desafiante y una voz imperiosa, consigue transmitirnos la autoridad y el poder
que ostenta el alcalde. Nos muestra además todo un repertorio de acciones machistas
de las que echó mano el alcalde para, poco a poco, llevar a Nevenka a su
terreno y dejarla arrinconada cuando más indefensa estaba. Acciones con las que
logra que sintamos verdadera repulsión hacia el personaje y rabia porque, al
final, sale airado de todo tipo de situaciones gracias a lo arropado que estaba
por sus compañeros y el pueblo de Ponferrada.
Conclusión de Yo soy Nevenka
En un primer momento, podemos pensar que ver el "caso Nevenka" en
ficción es innecesario porque ya existe una docuserie sobre ello, pero merece
la pena visionar Soy Nevenka. No solo por la gran
labor de los actores por darnos unas interpretaciones magníficas, si no para
recordarnos el escándalo que supuso en España este hecho y el reflejo de la atrasada
sociedad que había por aquel entonces.
Icíar Bollaín consigue dotar a Soy Nevenka de naturalidad, sencillez y
realidad a lo largo del metraje para que llegue al alma de las personas y
queden clavadas en sus memorias. Su última cinta es una denuncia al acoso
sexual que vivieron y viven a día de hoy muchas mujeres, y un atisbo de
esperanza para todas ellas. Si luchan, además de mantener su dignidad, podrán
ganar la batalla contra su agresor.
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