Crítica de Mustang
Crítica de Mustang
La fábrica de esposas turcas
La ópera prima de Deniz Gamze Ergüven, Mustang, destacó durante
Festival de Cannes del año 2015, consiguiendo la Mejor Película Europea (Quincena de realizadores). Gracias a este
reconocimiento, continuó proyectándose en otros festivales de cine
en donde ganó una larga lista de premios, entre ellos el Goya a la mejor
película europea, además de competir por el Óscar en esta misma denominación.
La película sobre el encierro de cinco niñas turcas llegó a compararse con Virgenes suicidas por su similitud en el argumento central que propone.
Mustang sigue
la historia de cinco hermanas huérfanas que viven con su tío autoritario y con una
abuela muy estricta en un pueblo a 1000 km de la capital de Turquía.
Contextualizada en unos años que se supone ya modernizados, Deniz
Ganze Erguve nos muestra cómo un pequeño juego en el mar entre unos niños y ellas, supone una deshonra para la familia y desata un cambio
radical para el futuro de estas: hasta que cada una de ellas contraigan
matrimonio, pasarán forzosamente el tiempo entre cuatro paredes aprendiendo a
ser buenas esposas.
Después de que la abuela las despoje de cualquier elemento que pueda adulterar su pensamiento o imagen (libros, móviles, maquillajes, ordenadores…) las mujeres de la familia comienzan a educarlas de manera arcaica, instruyéndolas únicamente para ser amas de casa. El empleo de la técnica cámara en mano, logra que el espectador tenga la sensación de estar presente durante todo este proceso de aprendizaje, porque asiste con ellas a todas clases de cocina, costura, comportamiento… que realizan. Así como también aprecia la desgana y el aburrimiento que sienten por todas estas tareas.
Aunque el guion no desarrolle a todas las protagonistas en la misma medida, el trabajo de todas es digno de admiración. Cada una muestra una manera de actuar distinta para pasar este encierro: para una de ellas es solo una fase anterior a casarse con el chico que quiere, para otra es una obligación… Sus interpretaciones consiguen que el espectador simpatice con ellas; que sienta la misma lástima que ellas por una realidad de la que no pueden salir y que viva la misma alegría que ellas cuando consiguen obtener un mínimo resquicio de libertad a escondidas de su familia.
Deniz Gamze Ergüven consigue una creación de simbolismos con los elementos que posee su puesta en escena: la patente virginidad de las cinco protagonistas está constantemente señalada con un sol deslumbrante que siempre aparece a espaldas de ellas; el color azul visible en la caja de bombones que regalan a las niñas o pintado en una de las partes externas de la casa, representa el destino al que están obligadas a dirigirse; o el color blanco que viste la parte interna de la casa, como signo de demostración de pureza y honor que gobierna en ese hogar.
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